Consentido, ególatra, inagotable acaparador de elogios, Ronaldo no consiente ver a nadie por delante suyo. Tampoco admite que el público le recrimine que pase por los duelos más calientes casi como un fantasma. Le pitaron ante el Barcelona, frente al Málaga, en la Copa, y el sábado ante el Granada antes de no celebrar su gol. Demasiada rémora para un jugador que camina entre la genialidad y la impotencia y que no soporta ver a Messi un centímetro por delante suyo. Por ello, Cristiano no acudirá hoy a la entrega del
Balón de Oro, donde no hay naConsentido, ególatra, inagotable acaparador de elogios, Ronaldo no consiente ver a nadie por delante suyo. Tampoco admite que el público le recrimine que pase por los duelos más calientes casi como un fantasma. Le pitaron ante el Barcelona, frente al Málaga, en la Copa, y el sábado ante el Granada antes de no celebrar su gol. Demasiada rémora para un jugador que camina entre la genialidad y la impotencia y que no soporta ver a Messi un centímetro por delante suyo. Por ello, Cristiano no acudirá hoy a la entrega del
Balón de Oro, donde no hay nada especial para élda especial para él